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25 Tus cerrojos serán de hierro y bronce;
    ¡que dure tu fuerza tanto como tus días!

26 »No hay nadie como el Dios de Jesurún,
    que para ayudarte cabalga en los cielos,
    entre las nubes, con toda su majestad.
27 El Dios eterno es tu refugio;
    por siempre te sostiene entre sus brazos.
Expulsará de tu presencia al enemigo
    y te ordenará que lo destruyas.

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